jueves, 1 de julio de 2010

[Creación Colectiva]

El otro día me encontré en el océano de dicha, navegando por los surcos que dibujaba tu pelo azabache en la suave cuna de mi pecho, me encontré de pronto imaginándote, soñándote el resto de mis días contigo, intentando no entusiasmarme, no "volarme". Vuelvo a suspirar profundo y te observo, respiras agitada, tus manos empuñadas las intento abrir para que te relajes, me haces una mueca y te das vuelta..... No puedo creer que después de todo, te tenga ahí tan alcance de mi mano, acaricio tu espalda amplia, me encanta, apoyo mi mejilla y escucho tú ronquido. Me alejo, creo que te incomodo, te vuelvo a observar.

cierro mis ojos y recuerdo nuestra primera conversación, de mirada intimidante querías algo, lo perseguías, no confiabas en mí, no me importo, por que sabia que podía hacerlo, te mentiría si te dijera que no me gustaste la primera vez que te vi, me cautivaste y en silencio te observe

Paso el tiempo y en un último intento, un grito desesperado, una instancia respire y guarde, mastique, luche, lo negué, y cuando ya no pude, cuando mi propia misericordia y mi desesperanza, en un verdadero vomito impulsado por tener tus manos con las mías y esa mirada tan inquisidora, tan resplandeciente, no pude más y deje caer mi coraza para decírtelo, para declamar, para desnudarme frente a ti y asumir de una vez por todas que mi felicidad tiene tu nombre.

No puedo dejar de pensar en ti, sencillamente no puedo, no puedo detenerme, sé que para tí esto es como ponerte entre la espada y la pared porque no sientes lo mismo, lo se, quizás siempre lo he sabido, quizás lo asumí como un reto, pero el tiempo es inconmensurable, pasa y atraviesa, marca y golpea y después de darle vueltas y vueltas a todo, de repasar y escribir este discurso un millón de veces. ¿La razón? no lo se, me resulta extrañamente familiar, me resulta tan fácil amarte, tan cómodo arrollarte...

Tu risa, es la más perfecta música para mis oídos.

Continua Marta Azocar.




[Proyecto Universitario]

Recordatorio

Te dejé este mismo mensaje en el refrigerador, también te envié un mensaje de texto, el correo estaba cerrado en la mañana y la torre Entel no se alcanza a ver desde todas las estaciones del metro. Por eso decidí ganar este concurso para que lo publicaran y lo vieras: "vida, no te olvides de cortar el gas"



Mi primera vez

Venía aún con el olor a jabón en mis manos; fue un turno aburrido en el Hospital, ya que como practicante, no me dejaron hacer mucho, tantos años de estudios, el juramento, la embestidura y la bata blanca, en fin. De pronto escuche: - “algún doctor”- levante la cabeza y era una señora embarazada se le había roto la fuente. Quizás fue el destino, no lo se, nació en la estación Ciudad del Niño y fue la primera vez que escuche: - “muchas gracias, doctor” -.


Max

En cada cruce está tu silueta; en cada cerro, tu trote; en cada noche, tu sombra. En cada sueño, tu voz; en cada despertar, tus ojos. En cada paso mío existe una huella tuya, porque siempre fuiste más que yo: más astuto, más jovial, más veloz; hasta que la insensatez de una negra capital te impidió esquivar con tu marcha la avalancha. Hoy, las caminatas a Bilbao con Miguel Claro no tienen tu gracia, y mientras espero locomoción, me cuesta reconocer los rostros bajo el paradero, porque ni el más tibio viento les roba la sonrisa que tú lograste cada mañana.


Contraste

Salí de la piojera con mi cajita feliz, corrí al hipódromo para ver a los voladores, pero en el camino me entretuve con “pepito paga doble”, me comí un completo en el Domino mientras un lanza me robaba la billetera vacía, que mejor que pasar el susto con un café de aquellos, pero no cortado, era muy temprano. Me lustran los zapatos y leo en el diario que Chile tiene alta tasa de cesantía en el tricentenario del país, sonrío y le digo al lustrabotas: “Santiago sigue siendo Santiago.”